Señor, Tú nos invitas
Tu cena a celebrar,
Dejando nuestras cuitas,
Tu amor a disfrutar.
Tomando nuestra suerte,
Tornaste, oh Salvador,
Emblema de tu muerte
En festival de amor.
Tu cuerpo lacerado,
Nos trajo salvación;
El pan, Tú nos has dado
Por santa comunión
La copa de amargura
Bebiste tú, oh Jesús,
Más cáliz de dulzura
Nos diste por tu cruz.
Ya tu obra consumada
En su totalidad,
Abridnos una entrada
A tu felicidad.
No solamente vemos,
Tus hechos, oh Señor,
Ahora conocemos,
Tu corazón de amor.
Señor, nos recordamos
De tu pasión aquí,
Cual sustituto santo
Sufriendo tu alma así.
El cáliz de amargura
Con plena sumisión
Tú mismo lo agotaste,
Señor, ¡qué redención!