Padre, tu palabra es,
mi delicia y mi solaz.
Guíe siempre aquí mis pies,
y a mi pecho traiga paz.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Es tu ley, Señor,
faro celestial
que, en perenne resplandor,
norte y guía da al mortal

Si obediente oí tu voz,
en tu gracia fuerza hallé,
y con pie firme y veloz,
por tus sendas caminé.

Tu verdad es mi sostén
contra duda y tentación,
y destila calma y bien
cuando asalta la aflicción.

Son tus dichos para mí
prendas fieles de salud;
dame, pues, que te oiga a ti
con filial solicitud.

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