Tan triste y tan lejos
de Dios me sentí,
y sin el perdón de Jesús,
más cuando su voz amorosa oí,
que dijo: “Oh, ven a la luz”.

– – – – Coro: – – – – –
Ya todo dejé para andar en la luz
no moro en tinieblas ya más;
ya todo dejé por seguir a Jesús
y vivo en la luz de su faz.

¡Qué amigo tan dulce
es el tierno Jesús!
tan lleno de paz y de amor,
de todo este mundo es la fúlgida luz
el nombre del buen Salvador.

De mi alma el anhelo
por siempre será
más cerca vivir de la cruz,
do santo poder y pureza me da
la sangre de Cristo Jesús.

¡Oh!, ven a Jesús, infeliz pecador,
no vagues a ciegas ya más;
sí, ven a Jesús,nuestro gran Salvador,
pues en Él salvación hallarás.

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