Aviva tu obra, ¡oh, Dios!
ejerce tu poder,
los muertos han de oír la voz
que hoy hemos menester.

A tu obra vida da;
las almas tienen sed;
hambrientas de tu buen maná
aguardan tu merced.

Aviva tu labor;
glorioso fruto dé;
mediante el gran Consolador
abunde nuestra fe.

La fuente espiritual,
avive nuestro amor;
será tu gloria sin igual
y nuestro el bien Señor.

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