Soy peregrino en la Tierra,
lejos ando de mi hogar;
mi alma con ansia espera
la venida del Señor.
Aquí no hay permanencia,
no hay de conflictos fin,
más de Jesús la presencia,
gloria para mí será.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Paz, dulce hogar,
quiero gozar,
con mi Jesús
he de morar.

Mientras esté en el mundo,
viviré yo por la fe;
pues su promesa me dice
que algún día le veré.
Mora conmigo siempre
el fiel Consolador,
guiándome constantemente
a las fuentes del amor.

Si tan feliz es el alma
que anda de Jesús en pos,
¿qué será cuando en su gloria
venga el Hijo del gran Dios?
Entonces le veremos
sentado en majestad,
dicha indecible tendremos
en la celestial ciudad.

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