Cuando cesen los conflictos
de la vida terrenal
y dejemos este mundo de aflicción,
entraremos por las puertas
de la patria celestial
en la nueva Jerusalén.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Cantaremos con los santos
la canción de redención,
en Jerusalén, en Jerusalén;
con acentos de alegría
alabando al Salvador,
en la gran Jerusalén.

Aunque el mar embravecido
y las olas del turbión,
siempre agiten
nuestra pobre embarcación;
fiando en Cristo llegaremos
a la playa celestial
de la nueva Jerusalén.

Consagremos nuestras vidas
al servicio del Señor,
siempre hablemos
de su grande salvación,
si en su viña trabajamos
nos espera galardón
en la nueva Jerusalén.

En aquel país hermoso
do jamás se dice “adiós”,
gozaremos el descanso sin afán.
Cara a cara allá veremos
a Jesús, quien nos salvó,
en la nueva Jerusalén.

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