Bienaventurados los de limpio corazón,
Que no aman el tesoro de aquí:
De tranquilidad y paz gozan cada día más,
Y del cielo el gozo tienen ya en sí.

CORO:
¡Oh, cantemos aleluya!
Sí, de todo corazón;
Por amor al Salvador, a su nombre dad loor,
Y por siempre cantaremos de su amor.

Grande dicha y favor me concede mi Señor,
Por su sangre derramada en la cruz;
Soy guardado siempre fiel por la fe que tengo en él,
Y me regocijo andando en la luz.

Al Señor obedecer y su Espíritu tener,
Es un verdadero cielo en mi ser;
Y por su inmenso amor hacia el pobre pecador,
Cantaré sus alabanzas más allá.

¡Cuán perfecta es mi paz!, no anhelo nada más
En el mundo que su luz y su verdad;
Con mi amado Salvador, poseído de su amor,
Estaré contento por la eternidad.

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