Dios bendiga las almas unidas
por los lazos de amor sacrosanto,
y las guarde de todo quebranto
en el mundo de espinas erial.
qué el hogar que a formarse co- mienza
con la unión de estos dos corazones,
goce siempre de mil bendiciones,
al amparo del Dios de Israel.

Qué el Señor, con su dulce pre- sencia,
cariñoso estas bodas presida,
y conduzca por sendas de vida
a los que hoy se han jurado lealtad.
Les recuerde que nada en el mundo
es eterno, que todo termina,
y por tanto con gracia divina,
cifrar deben la dicha en su Dios.

Qué los dos que al altar se aproxi- man
a jurarse su fe mutuamente,
busquen siempre de Dios, en la
fuente,
el secreto de dicha inmortal.
Y si acaso de duelo y tristeza
se empañasen sus sendas un día,
en Jesús hallarán dulce guía,
que otra senda les muestre mejor.

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