Mi hogar yo tengo al otro lado,
donde la vida fin no tendrá,
ni hay despedidas de los amados,
porque la muerte no entrará.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Hermoso hogar para los salvados,
do nunca, nunca se llorará,
do las heridas de los pecados,
nunca jamás se sufrirá.

Allí no abren más sepulturas,
porque la vida se ve imperar.
Ni hay peregrino cansado, triste,
que allí procure do pernoctar.

No hay suspiros, ni hay gemidos,
ni noche oscura allí habrá;
más alabanzas, los redimidos,
allí dan siempre a Jehová.

No hay tormenta, ni hay peligros
en esa tierra de promisión.
Ni madres lloran por sus hijitos,
porque no entra la perdición.

¡Oh!, pecador que estás perdido,
en este mundo de maldición.
Acude ahora, sé decidido,
a Cristo que te da salvación.

Comparte este himno:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *