Dime la antigua historia
del celestial favor,
de Cristo y de su gloria,
de Cristo y de su amor.
Dímela con llaneza
propia de la niñez,
porque es mi mente
flaca y anhela sencillez.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Dime la antigua historia,
cuéntame la victoria,
háblame de la gloria
de Cristo y de su amor.

Dime esa grata historia
con lentitud,
y así conoceré la obra
que Cristo hizo por mí.
Dímela con frecuencia,
pues soy dado a olvidar,
y el material rocío
suele el sol disipar.

Dime tan dulce historia
con tono claro y fiel;
murió Jesús y salvo yo
quiero ser por ÉL
Dime esa historia siempre,
si en tiempo de aflicción
deseas a mi alma traer consolación.

Dime la misma historia,
si crees que tal vez
me ciega de este mundo
la falsa brillantez.
y cuando ya alumbre
de la gloria la luz,
repíteme la historia:
“quien te salva es Jesús”.

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