De placeres mundanales
no me hables más a mí,
ni de vanas ilusiones,
porque a Cristo recibí.
De esas cosas ya soy libre,
Cristo es mi Maestro fiel;
mi alma entera le he rendido,
pertenezco solo a É1.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Cristo es mi Maestro,
quiero serie fiel.
Ya no soy mi dueño,
pues pertenezco a Él.

Dulce paz nos proporciona,
solo a Él pertenecer;
aunque pobres, con su gracia,
Él nos puede enriquecer.
Salvador, sé mi Maestro,
guárdame Señor Jesús;
dígnate vivir conmigo,
y andaré siempre en tu luz.

Alma triste, de ti misma,
dueña tú no puedes ser;
ríndete hoya tu Maestro,
solo a Él pertenecer.
sufrió Cristo por salvarte,
y su vida dio por ti;
hoy su gracia satisface,
al que la recibe aquí.

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