¿Sabes dónde hay una fuente
pura de divino amor,
cuyas aguas celestiales
manan con ferviente amor?
Esta fuente inagotable,
de eficacia y de valor,
es el Redentor bendito
el precioso Salvador.

– – – – – – Coro: – – – – – – –
Es Jesús la viva fuente,
donde he bebido yo,
con su agua refrescante,
toda sed se apagó.

Esa fuente siempre pura,
nunca su cristal perdió;
y sus aguas refrescantes,
se te ofrecen, pecador.
Si sediento y fatigado,
a Jesús la fuente vas,
satisfecho y aliviado,
enseguida quedarás.

¡Oh!, recibe, pues, su oferta,
no rechaces más su amor;
dile: “De esas aguas dame,
y sabré su gran valor’:
Sin dinero, y sin precio,
se te ofrece el grato don;
vida eterna, paz y gozo,
de tus culpas el perdón.

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