Yo tengo grande gozo,
ya puedo jubilar,
ya vivo con mi padre
y tengo un dulce hogar
porque he conocido
el pacto de su paz,
y veo su sonriente faz.
Mi vida en el pecado
yo quise mejorar,
mi alma paz perfecta
no pudo encontrar;
En Cristo ahora tengo
un grande Salvador,
¡Cuán grande y sublime amor!
Jesús me ha salvado,
¡oh, qué gozoso estoy!
Y por la cruz de Cristo
yo hacia el cielo voy,
su sangre derramada
me puede aquí guardar
de toda maldad y pecar.
Si el mundo me persigue,
y aun en derredor
el diablo esté rugiendo,
no les tendré temor;
de Cristo es la victoria,
y nuestra es también,
con Cristo triunfamos. Amén.
Alegre y muy gozoso
voy a mi dulce hogar;
y en su seno hermoso,
iré a descansar;
y mientras peregrino
con gozo cantaré:
a Cristo yo alabaré.