Abre mis ojos a la luz,
Tu rostro quiero ver, Jesús;
Pon en mi corazón tu bondad
Y dame paz y santidad.
Humildemente acudo a ti,
Porque tu tierna voz oí;
Mi guía sé, espíritu consolador.
Abre mi oído a tu verdad,
Yo quiero oír con claridad
Bellas palabras de dulce amor,
¡Oh mi bendito Salvador!
Consagro a ti mi frágil ser,
Tu voluntad yo quiero hacer,
Llena mi ser, espíritu Consolador.
Abre mis labios para hablar
Y a todo el mundo proclamar
Que tú viniste a rescatar
Al más perdido pecador.
La mies es mucha, ¡Oh señor!,
Obreros faltan de valor;
Heme aquí, espíritu Consolador.
Abre mi mente para ver
Más de tu amor y gran poder;
Dame tu gracia para triunfar
Y hazme en la lucha vencedor.
Sé tú mi escondedero fiel
Y aumenta mi valor y fe;
Mi mano ten, espíritu consolador.
Abre las puertas que al entrar
En el palacio celestial
Pueda tu dulce faz contemplar
Por toda la eternidad.
Y cuando en tu presencia esté,
Tu santo nombre alabaré;
Mora en mí, Espíritu Consolador.