Cuando Dios a las huestes de Israel
Las mandó al desierto a vagar,
Caminaron guiadas por Aquél
Que les prometió llegar.

CORO:
Y en el fuego de noche fue;
Y en la nube de día está;
El Señor que libró de la cruel esclavitud;
Devolviendo la libertad
A su pueblo que escogió;
Que a la voz de su gran libertador
Venció, sin ningún temor.

El mar Rojo su paso impidió;
Mas el agua sumisa al Señor;
En silencio, ancha vía les formó,
Y pasaron sin temor.

Como un barco en una tempestad,
Fueron marchando sin ningún compás.
Pero Dios, les mostró su gran bondad,
No dejándoles jamás.

Y así por el mundo el hombre va
Que camina a la patria celestial.
pan ni agua jamás le faltará,
Pues Jesús es el manantial.

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